martes, 15 de abril de 2025

78 - HAZAÑAS BELICAS O COMO PARECER QUE UNO ES UN DEPORTISTA DE ÉLITE Y ES EN REALIDAD UNA PILTRAFA HUMANA


 


De un tiempo a esta parte, el que suscribe lleva haciendo una actividad deportiva avalada por todas las sociedades médicas, como es la marcha nórdica (en secarral). No voy solo, tengo un binomio del género femenino que me acompaña en esta interesante aventura.

Para poneros en contexto sobre las diferencias entre uno y otro, os las cuento a continuación:

Ella es una mujer alta, estilizada, que combina los colores con gusto porque va hecha un pincel, y jamás, repito, jamás repite modelo. Es, para que lo entendáis, hecha por El Corte Inglés. Aparte de esto, ella es simpática, paciente, buena gente, muy buena gente, de conversación fluida e interesante y muy risueña. En resumen, una compañera excepcional.

En cuanto a mí, decir que soy más bajo, nada estilizado o tan estilizado como lo puede llegar a ser un botijo. Los colores que combino son sin gusto alguno, haciendo daño hasta a la vista de un discapacitado visual, y siempre voy vestido igual. Mis camisetas, todas ellas técnicas, son de agradables colores como las que llevan los que conservan las autovías del estado, y sí, tienen pelotillas. Si ella está diseñada en El Corte Inglés, yo soy de mercadillo de los viernes donde se venden 3 bragas por 2 euros. ¡Menuda pareja! La Bella y Cuasimodo. La vida es así y hay que aceptarla.

Mi primer día, al verla bajar por las escalerilla, creí ver a una azafata de Aeroflot (compañía rusa de aviación) frente a mí, que soy de la misma compañía pero el que limpia los depósitos de WC de los aviones, nada en común. Pero como soy extremeño y tenemos una forma de entender el mundo distinta, por ejemplo, a los madrileños, me dije para mis adentros: "todo fachada, en mis primeras y gráciles zancadas me rogará que no vaya tan rápido". Sí, sí, en los primeros 50 metros me sacaba 3, en los siguientes 50 metros ya perdí el paso y me fui tropezando hasta con mis propios bastones (tengo el pie plano y eso me complica tanto la velocidad como la coordinación), y en los siguientes metros llamé a control de vuelo de Houston diciendo lo siguiente:

-Ggggg Houston tenemos un problema gggg, a lo que ellos contestaron al ver mis constantes vitales todas fuera de rango en sus flamantes monitores: gggg un problema no, miles gggg. ¡Hasta mi hígado semigraso me vieron! Los muy cabrones y todo por desayunar paté, y mira que me lo dicen que cambie ese hábito.

Pude recomponerme de alguna manera y, ya que los extremeños fuimos lo suficientemente valientes para conquistar todo un continente, me aventuré a adelantarla no sin un titánico esfuerzo, recomponiendo mi figura de Sancho Panza, poniendo mi mejor cara o la que podía tener en ese momento. Al adelantarla me fijé en su cara de Nefertiti, por verla pero sin verla y de perfil, y me di cuenta de que en su rostro luminoso no existía ni una sola mueca de sufrimiento. Es como si fuera al cine y si vosotros os acordáis del ciclista Induráin y la falta de dolor en su cara a la hora de subir puertos de categoría especial, os daréis cuenta de mi estado de ánimo en ese momento, donde yo tenía la cabeza congestionada y las orejas tan sonrosadas como un níscalo entre las hojas de pino. Otra vez para atrás a morder el polvo. Ya no me hice el machote más, soy un mierda paticorto (ella da una zancada y yo tres) y es lo que hay.

Ella, que es un encanto de ser humano, muchas veces lanzaba mensajes como hacen los radiotelescopios en su busca de vida inteligente en los confines de nuestro sistema solar:

  • ¿Cómo vas?
  • Bien (mentira cochina, no tenía fuerzas para hablar y no digamos para mantener las constantes vitales).
  • ¿Vas muy deprisa? Me dice. Yo pensaba, ¿deprisa? Pero si voy detrás de ella (muy buena gente). - Voy bien, un poco aburrido - contesté. Mentira cochina otra vez, tenía que mantener mi hombría intacta.
  • ¿Si quieres paramos? Sí, pensaba, para comerme una ración de oreja picante, ¡no te jode la flaca! Y restablecer el pH de mi cuerpecillo.
  • Pues seguimos. Pues de puta madre, voy a la muerte como los cien mil hijos de San Luis por los campos de Europa. Ya no era capaz de articular palabra, solo ruidos guturales.

Llegamos al final y ella como si no hubiera salido y yo para llevarme al punto limpio.

  • ¿Te ha gustado?
  • Me ha encantado, no te jode - pensé yo.
  • Sí, sí, mucho.
  • ¿Si quieres repetimos?
  • Claro, cuando haga el próximo trienio si es que sigo vivo.

Al final, como buena adiestradora personal de mascotas, me animó a seguir luchando por mis sueños, y eso que yo me creía haber subido la cara norte del K2 en chanclas y bañador, y la realidad, la terca y dura realidad, es que me hundió mi hombría tanto que hasta me ha cambiado la voz. Ella es buena y comprensible, y ahora me saca a hacer mis necesidades al parque tres veces al día, y los festivos me tira una pelotita que yo le traigo con placer.

 La adoro.


2 comentarios:

  1. Me declaro su más ferviente admiradora. A sus pies! Qué grande es usted😂👏👏👏

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  2. Muchas gracias. Eres la primera vez en mi vida que me pasa eso

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