viernes, 25 de abril de 2025

81 - LA CAIXA, SUS ENCUESTAS AUTOMATIZADAS Y LAS LIMITACIONES IMPUETAS POR LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS A LOS SERES HUMANOS DEL PALEOLÍTICO COMO YO


 


Sabéis que estamos en un mundo de locos donde las nuevas tecnologías, aparte de aborregarnos y hacernos mucho más tontos y gilipollas, a alguno de nosotros nos está desplazando de casi todo, nos complican la vida y nos empujan al lexatín, que es como saber latín pero colocado. Para cualquier mierda tenemos una aplicación; que nos sale una mancha como el mapa físico de Marruecos, hacemos una foto y una app hecha por "dermatólogos sin frontera que te sacan los cuartos", te dice que esa mancha no es del Magreb, pero que sí es el mapa de La Rioja. Que la orina te sale irisada, foto que te crio y la app de Riñones al Jerez S.A. te dice qué pastillas tomar de sus buenísimos tratamientos contra las enfermedades renales (por favor, doctores y doctorcitas, recétenlas - espacio patrocinado por esta marca de investigación farmacéutica). 

Y el otro día  pude presenciar a un buen hombre, a un buenísimo hombre, amante de la ley y el orden, perder la razón al enfrentarse a la jungla de un cajero de La Caixa. Domingo 14:00 hora zulú, me dispongo a hacer un ingreso, como hago casi todos los días y por eso ya lo domino. Un hombre hablando con la central de cajeros de esta entidad bancaria solucionando un problema de esto que tenemos a diario. La teleoperadora muy maja, muy buena gente, y con mucha psicología, ya que para ella era un reto explicar cómo se manejan ciertas funciones del cajero automático a una oveja merina. Pues bien, problema solucionado y, a continuación, dice la amable señorita que pastoreaba al hombre: "Y ahora recibirá una encuesta automatizada del servicio que le he prestado", y este es el resultado: 

La IA - para hacer la encuesta marque su número de DNI (esto es lo que utiliza el Ministerio del Interior para marcar a sus reses porque el hierro incandescente atenta contra los derechos humanos). El hombre, muy buen hombre, marca obedientemente su número de registro. La máquina de los huevos ya empieza a tocar los cojones y le pregunta: 

"¿Qué grado de satisfacción tiene con el servicio?". Yo le hubiera dicho un menú Whopper sin pepinillo o una hamburguesa vegetariana con beicon (¡que estamos en España, cojones!). Y el hombre, con un soponcio de narices, sudando como un esclavo en una galera romana, le dice: "¿Qué tengo que decir aquí?". Varias veces tuvo que repetir este mantra como si hubiera estado siete años en el Tíbet. 

Yo, que soy una buena persona, le dije: "Tiene que utilizar el teclado alfanumérico (¡flipas qué pedazo de palabra utilicé!) de tu teléfono móvil para contestar en la escala que les está diciendo la amable máquina", porque era muy amable y dulce. Os quiero aclarar que muchas veces uso este tipo de lenguaje para parecer listo a pesar de ser un mendrugo de pan duro, porque ya me lo decía mi madre en mi época estudiantil al ver mis notas y las de mi hermano: "Vais a ser unos destripaterrones los dos". Mi madre, como siempre, acertó. 

Aun así, el hombre seguía agobiado y yo, previendo que esto podría ir a más, pedí un médico  y un desfibrilador, pero al parecer el hombre, ya al borde de un ataque de nervios más un ictus, supo por fin dar a la tecla apropiada. 

Fue tal la alegría que me produjo saber que lo había conseguido que entré en modo relajación, que es como poner el modo avión en el móvil, descansando plácidamente no sin antes atufarme de alcohol y drogas durante unas horas. Para que lo sepáis, fue tal el gozo que experimenté que me recordaba a cuando nombran al nuevo Papa y sale a la plaza de San Pedro. 

El hombre satisfecho marchó a su casa con la ropa empapada de un sudor frío (estábamos a tres grados) y le diría a su pareja: "¡Lo he conseguido! He arreglado lo del banco". A lo que ella le dijo: "¡Anselmo! Ya vienes del bar con tus amigos, borrachuzo, mira cómo viene el muy canalla, cualquier día cojo la maleta y me voy con mi madre". "No sé cómo, si está muerta a Dios gracias", mascullaba él, "me vas a enterrar...". Frases de cariño de cualquier matrimonio, vamos.

 Esto es un día normal en mi pequeño mundo de sardina que tengo. 

PD. Querida Caixa, iros a tomar por el culo y dejadnos vivir alejados de vuestras mierdas. Gracias (por nada, cabrones).

martes, 22 de abril de 2025

80 - INTERNACIONALISMO PROLETARIO Y CRISTIANISMO





La reciente partida del Santo Padre con su muerte y el Vaticano en sede vacante, aguardando al nuevo sucesor de Pedro, me ha llevado a una reflexión sobre el internacionalismo proletario y el cristianismo, considerando su alcance global.

Entendemos el internacionalismo proletario como la convergencia de los problemas y las soluciones marxistas-leninistas para la clase obrera mundial. Personalmente, siento la misma conexión con las dificultades de un compañero de mi empresa que con las de un trabajador en Vladivostok; ambos escenarios demandan una transformación revolucionaria similar. De ahí nuestra firme convicción a una revolución mundial que nos emancipe a escala global, pues no concebimos otra vía.

Es curioso observar cómo el cristianismo, particularmente la Iglesia Católica, ya ha logrado una forma de internacionalismo. Los cristianos de todo el planeta comparten una sensibilidad ante el sufrimiento de cualquier hermano de fe, sin importar su ubicación (omitiendo, por ahora, las dolorosas contradicciones como la indiferencia ante la pobreza de su misma ciudad). Asimismo, su aspiración a la gloria Dios resuena con nuestra búsqueda del paraíso socialista. Y al igual que nosotros, se guían por una doctrina que moldea sus acciones para alcanzar sus metas trascendentales.

Anticipo las objeciones de los puristas de ambos espectros ideológicos, quienes señalarán las divergencias irreconciliables. Acepto la singularidad de cada perspectiva, pero insisto en el carácter reflexivo de este momento, un pensamiento que deseaba compartir con vosotros.

Finalmente, una posdata que me inquieta: ¿y si la promesa del paraíso cristiano no estuviera reservada para la muerte, sino que exigiera una lucha terrenal y colectiva para alcanzar un mundo mejor para todos?

Quizás, con una mirada analítica, descubramos que todos los caminos, aunque aparentemente dispares, convergen hacia ideales de justicia y trascendencia, ya sea bajo la guía de Dios o de Marx.

domingo, 20 de abril de 2025

79 - MAÑANITA DE NIEBLA, TARDE DE GIMNASIO


 


Como bien sabéis, este puente –el del 1 de mayo y el 2 de mayo–, porque soy de la región más libre del mundo, Madrid, mi chica y yo nos vamos al macizo del Montseny.

Y lo tengo todo en la cabeza. Será un plan de rutas de supervivencia por tierras catalanas y será como nunca, porque estoy poniendo todo mi empeño y ahora sí quiero impresionar a mi compañera (la llamo así porque no sé qué tipo de relación tengo con ella, ya que ni siquiera vivimos juntos).

Estoy nervioso porque tengo que llamarla ahora mismo, ya que lo tengo todo cerrado con Trivago (nota del autor: quiero hablar de la agencia de los tres veces vagos como yo, algún día) y necesito informarle de la ropa que tiene que llevar y de lo que haremos.

  • ¡Hola, mi amoooor!
  • Hola –contestó ella seca, porque está hasta las narices de este señor que ya entra en la zona senior, mayor de 60.
  • Te quiero decir dónde vamos este puente –dice él, ilusionado.
  • Ah, ja –respondió ella, con la ilusión que puedes imaginar.
  • ¡Vamos al macizo del Montseny, en Cataluña! Y quería decirte lo que tienes que llevar y cuáles son mis planes. Ella, con una ilusión fingida, le pregunta: - ¿Qué tengo que llevar, muchas cosas?
  • Pues sí, tendrás que ir a Decathlon. Te paso lo necesario por la aplicación "montañeros piojosos".
  • Vaaaale –dice ella, con una ilusión desbordante.
  • Te explico el plan (entre paréntesis, lo que piensa ella): Al día siguiente de llegar, compraremos algo en el Dia para la cena –algo de chóped, pan Bimbo y una Coca-Cola de marca blanca, y al día siguiente lo mismo, de marca blanca porque él es muy ahorrador–. Nos levantaremos a las 5 de la mañana (genial), cogeremos el autobús que une varias poblaciones (perfecto) para llegar allí a las 6 de la mañana. Nada más llegar, nos pondremos en ruta (lo mejor para mis juanetes) y lo primero que tendremos que hacer es cruzar un riachuelo donde seguramente tendremos que descalzarnos y subirnos el pantalón (me apetece muchísimo, con el frío que hace, meterme en un riachuelo de montaña a las 6 de la mañana; es todo un encanto). Luego, ruta pura y dura. Subiremos, bajaremos (todo un Nobel de Física). Veremos corzos, cabras, haremos fotos con mi móvil (de marca blanca, seguro que Hacendado), oiremos el canto de los pájaros y, como juego, analizaremos las heces de los animales y averiguaremos de qué animal se trata (genial, a oler mierdas de bicho). La ruta es de unas 8 horas, donde subiremos riscos, pasaremos ríos y nos mimetizaremos con la naturaleza (como nos vea algún cazador, nos da un perdigonazo).

Después –y sé que te encanta– no iremos al gimnasio (es el típico urbanita apasionado de estas cosas), porque creo que el hostal tiene (sí, sí, al hostal, las chinches que me has traído tienen, sí) para subirnos a las bicis estáticas y pasar una tarde preciosa (me vengo hasta aquí, que es precioso, me mete en un hostal piojoso lleno de extranjeros fumando porros, me da una paliza de cine andando y dice que esto es una tarde genial. ¿Qué podría salir mal?).

  • Todo precioso, mi amor –dice ella, donde la desgana ya es más que evidente.
  • Lo sabía.

Como ya estaba hasta los ovarios de este tipo, le cantó las cuarenta, que es lo que tiene que hacer una mujer empoderada.

  • Vamos a ver, majete, no me apetece para nada pasarme cuatro días como una boina verde, meterme en un hostal de media estrella donde las chinches están registradas como clientes, comer chóped del plastificado, oler a cabra que tira de espaldas. Quiero otra cosa, capullo. Él no se podía creer lo que estaba oyendo del amor de su vida, de su compañera –aunque no viva con ella–, él que se había desvivido por este viaje.
  • Cariño, no sabía yo que estas cosas...
  • ¡Calla, mentecato! Estoy harta de oír que París o Roma están sobrevaloradas y me traigas aquí para mimetizarme entre las cabras (otra vez jugándose la vida entre el mundo cinegético).

Y esto llegó a más, que no voy a reproducir porque ella, indignada (y con un par de ovarios bien puestos), empezó con los insultos a la iglesia y al estado, que no quiero que los niños lo oigan porque estamos en horario infantil.

Puede que la historia cambie, yo creo que sí.


martes, 15 de abril de 2025

78 - HAZAÑAS BELICAS O COMO PARECER QUE UNO ES UN DEPORTISTA DE ÉLITE Y ES EN REALIDAD UNA PILTRAFA HUMANA


 


De un tiempo a esta parte, el que suscribe lleva haciendo una actividad deportiva avalada por todas las sociedades médicas, como es la marcha nórdica (en secarral). No voy solo, tengo un binomio del género femenino que me acompaña en esta interesante aventura.

Para poneros en contexto sobre las diferencias entre uno y otro, os las cuento a continuación:

Ella es una mujer alta, estilizada, que combina los colores con gusto porque va hecha un pincel, y jamás, repito, jamás repite modelo. Es, para que lo entendáis, hecha por El Corte Inglés. Aparte de esto, ella es simpática, paciente, buena gente, muy buena gente, de conversación fluida e interesante y muy risueña. En resumen, una compañera excepcional.

En cuanto a mí, decir que soy más bajo, nada estilizado o tan estilizado como lo puede llegar a ser un botijo. Los colores que combino son sin gusto alguno, haciendo daño hasta a la vista de un discapacitado visual, y siempre voy vestido igual. Mis camisetas, todas ellas técnicas, son de agradables colores como las que llevan los que conservan las autovías del estado, y sí, tienen pelotillas. Si ella está diseñada en El Corte Inglés, yo soy de mercadillo de los viernes donde se venden 3 bragas por 2 euros. ¡Menuda pareja! La Bella y Cuasimodo. La vida es así y hay que aceptarla.

Mi primer día, al verla bajar por las escalerilla, creí ver a una azafata de Aeroflot (compañía rusa de aviación) frente a mí, que soy de la misma compañía pero el que limpia los depósitos de WC de los aviones, nada en común. Pero como soy extremeño y tenemos una forma de entender el mundo distinta, por ejemplo, a los madrileños, me dije para mis adentros: "todo fachada, en mis primeras y gráciles zancadas me rogará que no vaya tan rápido". Sí, sí, en los primeros 50 metros me sacaba 3, en los siguientes 50 metros ya perdí el paso y me fui tropezando hasta con mis propios bastones (tengo el pie plano y eso me complica tanto la velocidad como la coordinación), y en los siguientes metros llamé a control de vuelo de Houston diciendo lo siguiente:

-Ggggg Houston tenemos un problema gggg, a lo que ellos contestaron al ver mis constantes vitales todas fuera de rango en sus flamantes monitores: gggg un problema no, miles gggg. ¡Hasta mi hígado semigraso me vieron! Los muy cabrones y todo por desayunar paté, y mira que me lo dicen que cambie ese hábito.

Pude recomponerme de alguna manera y, ya que los extremeños fuimos lo suficientemente valientes para conquistar todo un continente, me aventuré a adelantarla no sin un titánico esfuerzo, recomponiendo mi figura de Sancho Panza, poniendo mi mejor cara o la que podía tener en ese momento. Al adelantarla me fijé en su cara de Nefertiti, por verla pero sin verla y de perfil, y me di cuenta de que en su rostro luminoso no existía ni una sola mueca de sufrimiento. Es como si fuera al cine y si vosotros os acordáis del ciclista Induráin y la falta de dolor en su cara a la hora de subir puertos de categoría especial, os daréis cuenta de mi estado de ánimo en ese momento, donde yo tenía la cabeza congestionada y las orejas tan sonrosadas como un níscalo entre las hojas de pino. Otra vez para atrás a morder el polvo. Ya no me hice el machote más, soy un mierda paticorto (ella da una zancada y yo tres) y es lo que hay.

Ella, que es un encanto de ser humano, muchas veces lanzaba mensajes como hacen los radiotelescopios en su busca de vida inteligente en los confines de nuestro sistema solar:

  • ¿Cómo vas?
  • Bien (mentira cochina, no tenía fuerzas para hablar y no digamos para mantener las constantes vitales).
  • ¿Vas muy deprisa? Me dice. Yo pensaba, ¿deprisa? Pero si voy detrás de ella (muy buena gente). - Voy bien, un poco aburrido - contesté. Mentira cochina otra vez, tenía que mantener mi hombría intacta.
  • ¿Si quieres paramos? Sí, pensaba, para comerme una ración de oreja picante, ¡no te jode la flaca! Y restablecer el pH de mi cuerpecillo.
  • Pues seguimos. Pues de puta madre, voy a la muerte como los cien mil hijos de San Luis por los campos de Europa. Ya no era capaz de articular palabra, solo ruidos guturales.

Llegamos al final y ella como si no hubiera salido y yo para llevarme al punto limpio.

  • ¿Te ha gustado?
  • Me ha encantado, no te jode - pensé yo.
  • Sí, sí, mucho.
  • ¿Si quieres repetimos?
  • Claro, cuando haga el próximo trienio si es que sigo vivo.

Al final, como buena adiestradora personal de mascotas, me animó a seguir luchando por mis sueños, y eso que yo me creía haber subido la cara norte del K2 en chanclas y bañador, y la realidad, la terca y dura realidad, es que me hundió mi hombría tanto que hasta me ha cambiado la voz. Ella es buena y comprensible, y ahora me saca a hacer mis necesidades al parque tres veces al día, y los festivos me tira una pelotita que yo le traigo con placer.

 La adoro.