Hay pocas hembras para tanto macho como es El Puma (José Luis Rodríguez). La testosterona emana de él como agua de un manantial y no hay hembra entradita en años que no se sienta abrumada entre tanto aroma a Varón Dandy. Y es que El Puma es la representación masculina de lo que era un hombre perfecto; buena melena, un acento venezolano que te envolvía como un papel de regalo, caderas rumbosas, ritmos que hacen bailar hasta los muertos y una sonrisa que lo mismo te desmonta un Tesla que te hace un anuncio de Profiden. Así es el, un latin-lover que llenaba conciertos y hacía bailar hasta las mujeres de 90 años con su "pavo real uuu, pavo real"
Un fragmento de la letra de esa canción dice:
Mi vecina, la menor
Es más pura que un convento
Es más pura que un convento
Y por eso, yo le advierto
No me la venga a tantear
No me la venga a tantear.
En la guerra como en el sexo da lo mismo casadas que solteras, mayores de edad como menores. El macho de pelo en pecho no se para ante nada ya que el apareamiento y la polinización deben continuar así como la música. Esa es nuestra función animal.
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