A la hora de decidirse cuantos días uno va a yoga tienen que hacerse la siguiente pregunta: ¿Usted que prefiere, 25 ó 50 latigazos? Es verdad que todos lo latigazos son incomodos pero no es menor cierto que 25 son mejor que 50 pero eso depende de su aguante al sufrimiento.
Por ejemplo yo; mezcla de extemeño, castellanoleonés, castellanomanchego y madrileño, soy de los que dicen (por mi condición de melón de invierno), o es una hora, o no hago nada. Por eso cuando iba a correr el mínimo era esa hora, para montar en bici también y para el yoga pues lo máximo que mi cuerpecillo está diseñado para el sufrimiento, dos horas a la semana o también nada.
Mi adiestradora Gema es la que porta, en esa imagen, el látigo y yo soy ese judío venido a menos Judah Ben-Hur, y el lugar del sufrimiento esa galera romana. Y así todos los lunes y miércoles, de todas las semanas, de todos los años durante 10 meses. ¿Aburrido? para nada, ¿Jodido? a raudales, ¿Grácil como una gacela? no se pasen. Pero si, por extraño que parezca voy, aguanto, y salgo más o menos bien. ¿Droga? pudiera ser pero me inclino más por mi cabezonería innata que Dios me ha dao.
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