Por lo que sea ya no pertenezco ni a este mundo ni a este tiempo. Cada vez entiendo menos todo, desde la sociedad, a las nuevas tecnologías e incluso a la naturaleza. Estoy out, estoy fuera y no es culpa mía, me han expulsado de todo este tinglado.
Por ejemplo, y en algo tan mundano como un coche; cuando cirulo de noche por las carreteras secundarias tercermundistas de la Comunidad de Madrid veo luces de automóviles tan modernas de formas tan inverosímiles que no se si me viene de frente un coche o un platillo volante. Esto en pleno invierno pues me entra cierto respeto e imagino un encuentro extraterrestre y no es porque me entre miedo, que sí, sino porque temo tener una experiencia de abducción y estudien mi cuerpecillo aunque no sea un ser vivo tipo o tenga algún aprovechamiento biológico. Pero lo que peor llevaría de todos esos estudios sería una colonoscopia y más no conociendo el tamaño del ano de esos bichos porque imagínese el destrozo en mi bandera de Japón si este es más grande que el nuestro. ¡No quiero ni pensarlo!.
Mi hijos se ríen de mi cuando tengo algún problema tecnológico y a veces pienso que me ven como un primate en cualquier zoo del mundo.
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